Comenzamos la Cuaresma con una celebración sencilla, celebrada por nuestro querido Padre Ángel, que ha transmitido a los pequeños lo esencial: la humildad y la misericordia, claves para el encuentro con Cristo.
Ayunar es saber renunciar a las cosas vanas, inútiles, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Es buscar la belleza de una vida más sencilla. (Papa Francisco I)